Entrevista al cineasta Alexis Morante.

Nacido el 12 de octubre de 1978, Alexis Morante alcanzó sus primeras cimas con dos grandísimos cortometrajes, Voltereta (2010) y Matador on the road (2011), y tras una etapa centrada en los documentales y videoclips, ha dado el salto a la ficción en el largometraje con «El universo de Óliver» (2022). El cineasta algecireño es una de las promesas del mundo cinematográfico de nuestro país que cuenta con un impresionante currículum y un estilo propio. En su faceta documental, ha profundizado en referentes musicales como Camarón, Alejandro Sánz o Bunbury, mientras que desde la ficción ha trasladado su origen andaluz en todo lo que ha filmado, incluso cuando rodaba en Estados Unidos. Su grandísima labor está siendo recompensada con un gran éxito, una multitud de premios y nominaciones a los Goyas en dos ocasiones.

Hablamos con Alexis Morante sobre su carrera así como su último proyecto:

-Llevas décadas rodando de forma casi incansable, ¿en qué momento viste que hacer cine era una especie de necesidad vital?

Rodar no es que sea una necesidad vital sino una necesidad para desarrollarme como persona en la profesión que me gusta, que es el cine. El cine lleva emparejado el rodar y de hecho me parece uno de los momentos  más bonitos y vivos, para compartir con el equipo de todo el proceso de creación de una película o de cualquier pieza audiovisual. Es el rodaje donde todo se prepara para ir a la guerra, como yo digo. Tu vida queda anulada y solo piensas en ganar esa batalla, dando  lo máximo para llegar a lo más cercano que tenías en la cabeza cuando hacías el guión. Eso es lo que más me divierte de este trabajo, desde que con diecinueve años decidí rodar el cortometraje Tic tac, que lo rodamos con una cámara doméstica y los travelling lo hacíamos con una máquina de coser antigua, hasta el último rodaje que he hecho, El universo de Oliver, en el que los travelling ya se hacía con dolly de verdad y con grúa. Bueno, no tuvimos grúa porque no teníamos tanto presupuesto, pero sí he hecho videoclips y publicidad con grandes medios. Al final, rodar es como jugar.

-En tu película, ¿cómo combinas el realismo social con el fantástico?

En El universo de Oliver es cierto que se combina el realismo social con el realismo mágico y es una de las cosas más complicadas de llevar a cabo en cuanto a mantener un tono de la película unitario y a hacer una mezcla de géneros. Agarrarte a un género, a la fórmula que funciona, a lo ya conocido a priori es lo más fácil porque te agarras a esos métodos del género ya probados. Aquí en El universo de Óliver apostamos por hacer una mezcla y esto es lo que hace que la película sea más especial. Tiene muchos momentos de realismo social que no es ajeno  a la época y al lugar que está retratando – los 80 en el Campo de Gibraltar- y a la problemática que tiene un niño como Oliver que tiene que mudarse a un lugar así, pero luego está el realismo mágico que tiene que ver con la fantasía y con ese toque del cine americano de los 80. Esa fantasía lo representa el abuelo que aparece en la azotea, con la llegada del cometa Halley. Creo que eso hace que la película tenga esa doble lectura y es lo que me ha gustado de ella, una historia real y cruda con esa fantasía y esa magia que rodea toda la historia.

-En Matador on the road, ¿por qué se te ocurrió trasladar unos personajes tan andaluces a Estados Unidos? ¿Cómo fue trabajar con Juan Diego?

Cuando me fui a estudiar a los Estados Unidos, un máster con la beca Talentia, tenía muy claro que iba a hacer dos cortometrajes, uno en Nueva York y otro en Los Ángeles. Y ambos cortometrajes iban a tener un fuerte arraigo andaluz, para plantar la cultura andaluza en los Estados Unidos. El primero, Voltereta, lo hice a través de un niño que en los 80 se mudaba a Nueva York, con sus padres, y para eso tenía que hacer una voltereta. Me llevé a Alfonsa Rosso, que interpretaba a su abuela, una actriz andaluza muy buena que volvió a trabajar más veces conmigo, y para el año siguiente en Los Ángeles fui más allá. Le di unos toques surrealistas a la historia e hicimos el guión de Matador on the road donde tenía claro que se iba a desarrollar con un torero ya mayor, venido a menos. Ese personaje se me ocurrió cuando salieron las corridas de toro sin sangre en Las Vegas donde no se podía dañar al toro, trayéndose a grandes figuras como Ortega Cano. Sí tuve claro que el sueño sería rodarlo, como estudiante, con un actor de la talla de Juan Diego,  que sería perfecto para ese personaje, y como soñar era gratis intenté por todos los medios contactar con él desde Los Ángeles. Le cogió en una época en la que le apetecía ese tipo de cosas, le gustó mucho el guión y se vino a Los Ángeles sin conocernos a ninguno. Estuvo una semana y media con nosotros, se rodó el cortometraje y además, España ganó el Mundial mientras estábamos rodando.

-Has sido un director muy valiente que has trabajado tanto con niños como con chicos con síndrome de Down, ¿nos podrías contar cómo te involucraste en ese reto?

Para mí ha sido un lujo trabajar con actores con discapacidad intelectual, en este caso con Síndrome de Down, como Sara Sánchez, Manuel Ponce o Carlos, tres grandísimos actores, independientemente de que sean de Apadis. Desde pequeño he tenido mucha relación con Apadis Bahía de Algeciras, la Asociación de Padres con Personas con Discapacidad, y de hecho mi tía ha sido la directora de este centro y desde unos años, también mi hermano. Son personas muy involucradas con ellos y desde pequeño mi tía me llevó a hacer excursiones, me he llevado muy bien con todos y cuando fui creciendo profesionalmente ellos fueron un punto de referencia al que volver y que se alegraban de todos los éxitos. Una de las cosas que me decían, los más avispados que querían ser actores, era por qué no les escribía un cortometraje para que pudieran salir ellos. A mi hermano y a mí se nos ocurrió hacer un cortometraje basado en el BlaBlaCar y con Salva Reina como el actor protagonista. Esos tres chicos eran los pasajeros del BlaBlaCar, con un final que da un giro en el que sacan las pistolas. Ese corto tuvo un gran éxito, acabó yendo nominado a los Premios Goyas y fue una fiesta enorme en Apadis.

-Para terminar, película española que has visto recientemente y recomiendas a nuestros lectores.

La última película que he visto en el cine ha sido Alcarràs y se la recomiendo a todo el mundo. No sólo porque es una obra mayor en el cine español, lo que se demuestra por haber ganado el Oso de Berlín, sino también porque es un tipo de película que es una nueva forma de hacer cine que Carla Simón maneja muy bien. Es el realismo absoluto en los personajes y tramas que va contando. Y también recomiendo de las recientes todas las que he visto para hacer El universo de Oliver, aparte de las americanas, todas las de nuestro padre del cine andaluz como Benito Zambrano, las de Alberto Rodríguez y Julio Medem, que han sido las más importantes para haber llevado a cabo esta películas.

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